lunes, 6 de mayo de 2013

Las familias primero

Esta mañana mi marido me ha preguntado sobre que iba a escribir mi próximo post, porque quería sugerirme un tema y me ha parecido tan buena idea que le he tomado la palabra y aquí estoy de nuevo.

El asunto en cuestión era el respeto por las familias o, más exactamente, la falta del mismo. Ha venido a cuento por varias situaciones que hemos vivido en los últimos días y en las que él había reparado especialmente.

La primera fue en un centro comercial. Era lunes y habíamos salido a pasar la tarde los tres juntos cuando mi chico salió de trabajar. Después de una divertida comida en la que Alicia fue el espectáculo del restaurante llamando la atención de los camareros, nuestra pequeña decidió que había llegado el momento de "descomer". Buscamos un sitio para proceder a dejarle el culito limpio y reluciente y resulta que el cambiador no estaba en el baño de señoras (por qué nunca en el de caballeros?? ellos no cambian pañales o que?? y si va un papá sólo con su peque??? ale, ya tengo tema para otro post...) sino en el de minusválidos, supongo que por cuestión de espacio. El caso es que estaba cerrado a cal y canto, yo supuse -ingenua de mi!!- que por avería o algo parecido y como los gases tóxicos provenientes del pañal de Ali iban en aumento, no se podía demorar. Total, que aprovechando que la encimera del aseo femenino era amplia, allí dispuse el chiringuito aprovechando una de mis adoradas muselinas para paliar el frío del granito. La niña ni protestó, de hecho se lo pasó muy bien mirándose en el espejo, pero mi postura era pelin rara y tenía que estar pendiente de que no se hiciera daño con la dura encimera al patalear como suele hacer al quitarle la ropa. Cual fue nuestra sorpresa cuando, mientras la estaba vistiendo de nuevo, sale del aseo de minusválidos una señorita que de minusválida tenía lo que yo de monja y que tampoco llevaba ningún bebé, terminando de colocarse después de haberse acicalado sola y tranquilita en un aseo que nosotras o una persona con silla de ruedas podía haber necesitado en ese momento. Y tan pancha que se quedó!!

El otro caso se nos ha dado esta misma mañana y creo que ha sido el desencadenante para que me sugiriese el tema. En otro centro comercial (vais a pensar que soy una consumista empedernida, que horror!!) buscando aparcamiento y resulta que todas las plazas familiares que, por razones obvias, se encuentran más cercanas a la entrada...ocupadas. Que casualidad que la mayoría de ellas no llevaban sillas de auto para niños y, teniendo en cuenta la edad hasta la que deben usarla, en esos coches apuesto el cuello a que familias...nanai de la china!! Esta vez las plazas de minusválidos estaban libres -menos mal- pero yo me pregunto...si respetas unas plazas pintadas en azul...por que no las pintadas en rojo?? Están reservadas igualmente y por un motivo específico. Tan difícil se nos hace ponernos en el lugar de los demás y tratar de entender por qué una familia con niños pequeños tiene más necesidad de aparcar cerca de la puerta que una parejita que sale de compras?? Niños que tienen que andar entre los coches, carritos que van por delante de los papás y algún conductor puede no ver, padres que vuelven al coche cargados con compra+carro+niño...a mi me parece sencillo de entender.

Esta situación se puede hacer extensiva a las cajas de supermercado reservadas a familias y embarazadas que ni la gente respeta ni los propios empleados piden que se respeten (pero lo de los 10 artículos de la caja rápida, a rajatabla!), los asientos del transporte público y otras tantas situaciones que nos hemos acostumbrado a "soportar" y creo que deberíamos rebelarnos y exigir que se tengan en cuenta. Porque a todos nos puede pasar en algún momento. Porque todos formamos parte de una familia. Por favor, donde debe ser, las familias primero.

Y a vosotr@s... se os ha dado algún caso parecido?? Estoy deseando que me contéis. Un beso

4 comentarios:

  1. Hola, Dora-Carol!

    La verdad es que yo no he utilizado mucho las zonas de lactancia de las grandes superficies, me dan un poquito de...asco. No me parecen muy higiénicas, prefiero dar el pecho a Lucía en cualquier otro sitio, porque no considero que tenga que esconderme ni que esos espacios cuenten con la tranquilidad necesaria para producir mayores niveles de oxitocina. Y, cuando Lucía era bebé, la cambiaba en el capazo, sin más.
    De la falta de solidaridad, qué te voy a contar, ya lo estás viviendo en tus propias carnes. Aunque no deja de sorprenderme, y no ahora, sino desde que estaba embarazada, que son pocas las personas que ceden el asiento en el transporte público. Recuerdo un día en el metro de Madrid, cuando estaba de algo más de tres meses, yo intentando "sacar" tripa para que se me notara el embarazo, y la gente con la mirada perdida... Total, que pasé el trayecto de pie.
    Y, ahora que Lucía va en sillita, ya sí que no existimos para nada como prioritarias.
    Otra educación es posible (y necesaria, diría yo), pero la educación empieza en casa, y no en el colegio.

    Otra sugerencia de tema: la falta de respeto de la familia hacia la familia. Ahí queda éso.

    Un beso.

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    1. Parece que efectivamente el respeto es la asignatura pendiente y hay que poner énfasis en ello desde casa, desde la familia.
      Tomo nota de tu sugerencia, un tema interesante que tratar.
      Un beso y gracias por leerme y dejar por aqui tus comentarios, enriquecen mucho.

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  2. Totalmente de acuerdo contigo, son situaciones que vivimos a diario, lo de las plazas de familia, me pasa siempre y siempre me reboto mogollón. Y el resto....ni embarazada a punto de parir me dejó una señora pasar delante de ella en la caja preferente, porque decía que ella era mayor (menos de 60) y tenía el mismo derecho que yo. Casi la liamos....en fin

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  3. Qué paciencia hay que tener!!! Por qué costará tanto respetar unas cosas básicas??? Me pregunto si en otros sitios será también así o si es uno de esos asuntos en los que "Spain is different"...

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